Una vez más, quedó en feliz evidencia que “el mundo necesita ciencia y la ciencia necesita de las mujeres”. Cuáles son los techos de cristal que aún enfrentan las científicas en la Argentina, el mundo y la región, y qué avances se lograron hasta el momento
Por Daniela Blanco
De izquierda a derecha: en el C3 Marian Petrina (Chief Corporate Affairs, Engagement & Sustainability Director de L’Oréal Argentina); Jean-Noël Divet (presidente de L’Oréal Argentina); la doctora Noelia D´ ́Elía (investigadora del CONICET en el Instituto de Química del Sur (INQUISUR, CONICET-UNS); la doctora Lucía Asaro (investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, CONICET-UNMDP)); Daniel Filmus (ministro de Ciencia y Tecnología MINCYT); la doctora Guillermina Amica (Ganadora de la Categoría Beca, Investigadora Asistente en el Centro Atómico Bariloche (CAB), Comisión Nacional de Energía Atómica CONICET); Ana Franchi (Presidenta del CONICET); la doctora Lucía Mercedes Fama (investigadora del CONICET en el Instituto de Física de Buenos Aires (IFBA, UBA-CONICET); la doctora Carla Eugenia Giacomelli (Ganadora de la Categoría Premio e investigadora Principal en Córdoba del Instituto de Investigaciones en fisicoquímica de Córdoba (INFIQC); (CONICET – UNC); el doctor Roberto D. Rivarola (Vicepresidente de Asuntos Tecnológicos – CONICET); la doctora Florencia Cayrol (premio Raising Talent del FWIS L’Oréal Unesco 2022); la doctora Liliana Mogni (investigadora del CONICET en el Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (INN, CONICET-CNEA)); y Ernesto Fernández Polcuch (director de la Oficina para América Latina y el Caribe de Unesco) / (Luciano Gonzalez)
La ciencia no es ajena a la desvalorización y a las desigualdades de género que rigen en el resto de la sociedad. Con la ceremonia de premiación del 16° Premio L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”, el rol de las mujeres en la investigación y carrera científica evidenció que avanza, tenaz, pero a la vez rodeada de paradojas y barreras que no son precisamente de cristal. Pero, felizmente, interrumpen esta idea sombría algunos consensos sociales que se logran de a ratos en el debate de mujeres y género en la ciencia, en torno al sistema de creencias —sobre todo en la conversación pública, necesaria para identificar y cambiar las cosas. Es imperioso sumar más mujeres al trabajo científico y que ellas estén más representadas, que se reduzcan las brechas de género, que ellas accedan a puestos de conducción y liderazgo, que se reduzcan las brechas salariales y las dificultades para acceder a ascensos y promociones.
Con una gran cantidad de asistentes, invitados y autoridades del ámbito científico, como Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Jean-Noël Divet, presidente de L’Oréal Argentina, Ernesto Fernández Polcuch, director de la Oficina para América Latina y el Caribe de Unesco; y Ana Franchi, presidenta del CONICET; el Centro Cultural de la Ciencia , el hermoso C3, mostró la importancia que tienen las mujeres en la ciencia que, en las diferentes áreas, suman hoy una nueva generación impulsada por el talento y el trabajo de muchas que, incansablemente, fueron protagonistas del proceso mancomunado, creativo y trascendente, puertas adentro de los laboratorios y sobre la propia mesada científica; que provocó la pandemia por COVID-19.
“Las mujeres no somos mayoría ni estudiando, ni trabajando en estas áreas de la ciencia. Por eso este premio vale doble. Necesitamos de las organizaciones internacionales y las empresas para que nuestras carreras no sean más difíciles que las de los hombres”, dijo Franchi de CONICET.
Lo cierto es que la mitad de la población mundial la integran mujeres y, entre las postales de este tiempo del Siglo XXI regido por la pospandemia o incluso, al decir de los expertos epidemiólogos, por la peripandemia, se observa un mundo más polarizado y fragmentado en donde cuesta construir consensos sobre la realidad que nos rodea.
[De izquierda a derecha: el presidente y director general de L’Oréal Argentina, Jean-Noël Divet; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la doctora Carla Eugenia Giacomelli, ganadora de la categoría Premio; la doctora Guillermina Amica (premio en la categoría Beca); la presidenta del CONICET, Ana Franchi; y Ernesto Fernández Polcuch, director de la Oficina para América Latina y el Caribe de Unesco] (Luciano Gonzalez)
A pesar de estos consensos, hace falta más y sobre todo hace falta pasar a la acción. Se necesitan aplicar soluciones veloces a los problemas cotidianos, a los que llamo micro problemas, para evitar que se pierda o que se desinfle ese nuevo status quo, todavía frágil pero potente, que se ha logrado. Como aseguró Filmus, “entre todos podemos cambiar las culturas. Argentina ha avanzado mucho en las reglas, sin embargo, la desigualdad va más allá de ellas”.
En Guatemala, la semana pasada, Infobae asistó a una cumbre muy relevante: el Foro GLI – Pro Mujer LATAM 2022 sobre inversión de impacto con perspectiva de género, liderado por la enorme y muy activa Premio Nobel de la Paz y voz global por los derechos humanos, Rigoberta Menchú. GLI —por el acrónimo Gender Lens Invesment— alude a proyectar e incorporar los factores de género en el análisis de inversión, desde dos perspectivas: como una palanca de rentabilidad para las compañías y como una herramienta de transformación social.
Este enfoque es interesante porque existen cifras que avalan cómo la implementación de mecanismos que impulsan la igualdad de género y la formación de equipos diversos en las organizaciones representan, además, una enorme oportunidad de crecimiento económico. Un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló que la presencia de mujeres en la toma de decisiones en las organizaciones puede incrementar hasta un 20% la rentabilidad empresarial, la innovación y la atracción de talento. Y otro estudio publicado hace poco tiempo en Harvard Business Review demostró que las mujeres se muestran como líderes más resilientes en el ámbito empresarial, tanto en tiempos corrientes, como en épocas disruptivas, como lo fue el contexto de la pandemia.
Sin embargo, los grupos de mujeres en el ámbito científico aún permanecen subrepresentados en los puestos de mayor jerarquía, la brecha salarial sigue presente, al igual que la mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado, en relación a sus pares varones. Como bien lo resaltó Fernández Polcuch, “no solo necesitamos más mujeres científicas porque apoyan el desarrollo del mundo, sino porque tenemos que cambiar políticas de la carrera científica. Tenemos que romper las barreras para que efectivamente la cancha esté nivelada”.
Y para garantizar cambios que beneficien a las mujeres en sus contextos profesionales y que, al mismo tiempo, sirvan para crear economías más prósperas y empresas más rentables. El enfoque de género debe ser un lente transversal a incorporarse en toda la cadena de la carrera científica: en el ámbito público, gobiernos, ministerios y en todos sus estamentos, como generadores de políticas públicas. También el mundo financiero, en el ámbito privado, empresas, industrias farmacéuticas, organizaciones sociales y el ámbito académico, universidades e institutos científicos y, por supuesto, impregnarlo en el ADN de las distintas las distintas organizaciones.
Ahí anida uno de los grandes desafíos actuales. Las tareas de cuidado, que suelen recaer más en las mujeres afectan la productividad, vital para obtener becas y subsidios, liderar investigaciones y ensayos clínicos y ocupar puestos altos en el sistema científico.
En la mayoría de los casos el gran punto de inflexión, para el avance y continuidad de las mujeres en la carrera científica, sigue siendo la maternidad y luego se suma la crianza y el cuidado de los hijos. Otra situación desigual ocurre en el proceso de publicación en las revistas científicas, donde todavía existe un sesgo con el género de la autoría.
Entonces, urge repensar las formas y las oportunidades que les damos a las niñas, a las jóvenes y a las mujeres para que se acerquen durante sus diferentes etapas de formación académica a los temas y carreras científicas. Hay que apostar a las carreras y saberes conocidos bajo otro acrónimo en este caso: STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su sigla en inglés), que actualmente son considerados los de mayor perspectiva de desarrollo en el futuro. Que éstas sean opciones para las niñas y niños, sobre todo desde la educación media.
Comprender que los padres, las familias y la escuela son actores fundamentales para crear e impulsar el vínculo temprano de sus niñas, niños y jóvenes con la ciencia y la tecnología.
El mosaico de cifras de mujeres en la ciencia en los tres planos, local, regional y global, muestran un patrón: en el inicio de la carrera científica suele haber equilibrio entre géneros, pero a medida que sube la jerarquía aumenta el porcentaje de investigadores hombres y disminuye el de mujeres.
Cuando analizamos los cuadros de la representación femenina en Argentina, según la categoría en el sistema científico local, el brote verde está dado por la barra que más crece: la azul, que es la categoría “adjuntos”, son las científicas jóvenes, las nuevas, las emergentes. Este aumento fue muy notable durante la pandemia.
En la Argentina, el porcentaje total de mujeres en un puesto de investigación en el CONICET se ha equilibrado en los últimos años. Hoy alrededor del 50% de los investigadores son mujeres. Y las mayores disparidades se encuentran en los cargos altos. Según datos del 2021 del Sistema de Información de Ciencia y Tecnología Argentino, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (SICYTAR), en la distribución general del sistema científico según sexo, se llegó a una mayoría femenina: donde el 59,5% son mujeres y el 40,5% son hombres. El 33% de las investigadores argentinas son mujeres.
Pero no es solo este documento, sino que un informe del Ministerio de Educación argentino muestra que, del total de las disciplinas científicas, los investigadores hombres alcanzan en ingeniería y tecnología el 17,8%; mientras que ellas representan el 9,7%. En la Argentina, sólo 1 de cada 5 estudiantes de Ingeniería son mujeres.
En tanto, los datos de la región muestran que las investigadoras latinoamericanas enfrentan una segregación por disciplinas: mientras que la mayoría se destaca en ciencias sociales y médicas, están menos representadas en las carreras o saberes STEM. Existe consenso entre las organizaciones de mujeres científicas de la región en crear conciencia sobre las desigualdades para generar un cambio y acerca de que se necesitan más políticas públicas, estímulos a las empresas y cambios en el sistema educativo.
Según la UNESCO y especialistas en temas de ciencia y género, las mujeres científicas avanzan a paso firme en América Latina, donde existe la mayor proporción de investigadoras a nivel mundial, aunque todavía les cuesta acceder a puestos jerárquicos en el ámbito académico y empresarial. Un informe reciente de la UNESCO y de ONU Mujeres mostró que la proporción de científicas en el área de investigación de la región es del 45%, mientras que a nivel mundial es del 29,3%.
[De izquierda a derecha: Ernesto Fernández Polcuch, director de la Oficina para América Latina y el Caribe de Unesco; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la doctora Guillermina Amica (premio en la categoría Beca); la presidenta del CONICET, Ana Franchi; y la doctora Carla Eugenia Giacomelli, ganadora de la categoría Premio] (Luciano Gonzalez)
Los datos a nivel global señalan en la actualidad que sólo el 28% de los científicos son mujeres. En Europa, el 86% de los altos cargos académicos en ciencias están ocupados por hombres. Menos del 4% de los premios Nobel de ciencia han sido otorgados a mujeres y por esta razón no es raro que los nombres de las mujeres científicas sean más desconocidos para el gran público.
La importancia de los FWIS 2022
En junio pasado, Infobae cubrió la edición número 24 de los Premios L’Oréal UNESCO “Por las mujeres en la ciencia” —For Women in Science 2022— que tuvo el potente efecto acumulativo de los dos años de pandemia, en los que hubo que suspender la presencialidad del premio.
Durante sus 24 años de existencia, el Premio FWIS ha apoyado a más de 3.800 investigadoras de más de 110 países, premiando la excelencia científica e inspirando a las generaciones más jóvenes de mujeres a seguir la ciencia como carrera. Con este premio, si hay algo que el grupo L’Oreal dejó impregnado en su ADN global es la poderosa idea de que “el mundo necesita ciencia y la ciencia necesita de las mujeres”.
La doctora en Matemáticas, Alicia Dickenstein, Laureada 2021 integró este año el grupo de premiadas en París por su trayectoria en ciencias matemáticas (en el centro de saco celeste).
Este premio, —que es el resultado de una alianza entre la UNESCO y la Fundación L’Oréal—, distinguió en la categoría “Laureates” a 15 científicas e investigadoras internacionales consagradas en diversas áreas de las ciencias biológicas y ambientales, la ciencia física, las matemáticas y las ciencias informáticas.
La otra categoría, “Rising Talent”, premió a 30 jóvenes científicas de todo el globo, quienes recibieron el título de nuevos talentos por los últimos tres años. Representan la generación más joven de investigadoras que resuelven desafíos importantes y que hablan sin reservas a favor de un cambio.
Dos científicas argentinas integraron las selectas listas de premiadas: la doctora Alicia Dickenstein, Laureada 2021 por su trayectoria en matemáticas, y Florencia Cayrol, doctora en biotecnología y categoría Rising Talent 2022.
Marian Petrina (Chief Corporate Affairs, Engagement & Sustainability Director de L’Oréal Argentina) , doctora Florencia Cayrol (premiada Raising Talent 2022 del Premio Internacional L’Oréal Unesco), fueron las encargadas de entregar las placas a las científicas que obtuvieron menciones / (Luciano Gonzalez)
A lo largo de estos 24 años de premio, Argentina obtuvo el galardón para 10 científicas y se ha convertido en el país de América Latina con mayor cantidad de galardonadas: 7 mujeres en categoría laureadas y 3 en la categoría de Rising Talent.
La científica húngara Katalin Karikó, protagonista del hallazgo de la plataforma genómica de ARN mensajero y vicepresidenta de BionTech, estuvo sentada en París en el centro del panel de laureadas y no desaprovechó ese estrado tan estelar: “Las mujeres podrían tener un rol mucho más activo e importante dentro de los laboratorios si tuviesen, por ejemplo, guarderías o espacios de cuidado de los niños, en los laboratorios donde ellas trabajan. De esta manera, las mujeres podrán mantenerse en el trabajo luego de formar una familia. Y no tendrían que decidir entre tener hijos o continuar con su carrera”, dijo.
Mujeres científicas que dejan huella: la doctora Carla Eugenia Giacomelli y la doctora Guillermina Amica momentos después de recibir sus premios / (Luciano Gonzalez)
Crear oportunidades para las mujeres investigadoras ayuda en el futuro a alcanzar estas posiciones principales y terminar con las disparidades relacionadas con el género. El único antídoto para demoler las barreras es que la ciencia se transforme en una opción de vida, encarne un sueño y una esperanza.
Fuente: https://www.infobae.com/