INVESTIGADORA DEL CONICET ESTUDIA LA CAPACIDAD DE LAS LOMBRICES DE MEJORAR LA ESTRUCTURA Y LA FERTILIDAD DEL SUELO, ASÍ COMO LA INFORMACIÓN QUE ESTAS EVIDENCIAN SOBRE LAS INADECUADAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS.
Carolina Masin, especialista en taxonomía y ecología de lombrices de tierra investiga la “vermiremediación”, la utilización de lombrices para mejorar la calidad de sustratos contaminados.
La investigadora trabaja en el grupo de la Dra. Cristina Zalazar, del INTEC (CONICET, UNL), en la ciudad de Santa Fe, abocado a estudiar el reciclado de residuos agropecuarios mediante biotecnologías para la obtención de biofertilizantes aplicados, en particular, a cultivos hortícolas de la costa Centro-Este santafesina.
Con sus hábitos, las lombrices hacen que el suelo, o lo que se coseche, contrarreste la carga de patógenos, minimizando riesgos para la salud humana y animal.
La investigadora explica que las lombrices, “realizan acciones muy importantes porque no solamente intervienen en la transformación de residuos orgánicos -a través de su ingesta y en simbiosis con su microflora- en un sustrato más estabilizado sino que, mediante sus movimientos y desplazamientos, forman galerías en el suelo que ayudan a la infiltración, a la aireación y a la generación de microhábitats para otros organismos. En otras palabras, las lombrices ayudan a la estructura y a la fertilidad del suelo y contribuyen de forma trascendente con los denominados servicios ecosistémicos”.
El equipo estudia distintas matrices, gran parte de las cuales son residuos de actividades agroindustriales, que requieren ser tratadas ya que su acumulación genera un panorama de contaminación en el ambiente. Para su tratamiento, algunas de estas matrices forman parte de biolechos o sistemas de biopurificación donde, después de un tiempo, el sustrato obtenido se testea mediante ensayo/so con lombrices para establecer su inocuidad. Por otra parte, otro proceso aplicado a las matrices contaminadas es la vermiremediación, considerada mundialmente como una tecnología limpia para reducir, reciclar y reutilizar desechos orgánicos sin impacto ambiental y cuyos costes de inversión energéticos, y de mantenimiento, son moderadamente bajos. Aparte de trabajar con lombrices en bioensayos o en vermiremediación, en otros estudios que realicé “tomé” a estos organismos como indicadores del estado del suelo.
En su trabajo de tesis doctoral, Masin realizó muestreos en más de 21 localidades de la Provincia de Santa Fe, en suelos con diferentes uso y manejo, las especies de lombrices que hallaba en cada sitio me aportaban información sobre el estado de su hábitat (suelo). Es importante tener presente que no todas las lombrices se comportan del mismo modo ya que difieren en sus desplazamientos en el perfil del suelo y también en el tipo y cantidad de materia orgánica que consumen.
“Conociendo la categoría ecológica de la especie hallada, puedo obtener información previa sobre las condiciones del suelo, por ejemplo, si su cantidad de materia orgánica es buena o regular, grado de compactación, salinidad, etc. Además, la abundancia y riqueza de las comunidades de lombrices responden sensiblemente al nivel de perturbación antrópico del uso del suelo. Otro ejemplo: relevamientos realizados en sitios agrícolas con manejo intensivo del suelo mostraron tendencia hacia una diversidad baja de lombrices, llevando a inferir cuán buenas o inadecuadas son las prácticas agrícolas que se aplican. Así que podríamos decir que un “simple” organismo, asociado con una evaluación del suelo, puede brindarme una información clave del estado de ese suelo, un suelo que, como sabemos, es el recurso indispensable para nuestra producción, para nuestros alimentos”, explica la investigadora.
Fuente: CONICET