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Biogeles para reducir el consumo de agua en el agro

    La Ing. Bárbara Tomadoni, del grupo de Materiales Compuestos Termoplásticos del INTEMA (UNMdP – CONICET), ha sido seleccionada por el MIT Technology Review en español como una de los finalistas del “Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2019”.

    Su proyecto, por el cual ha sido una de las elegidas para obtener el premio que entrega el Instituto Tecnológico de Massachusetts, tiene un objetivo importante para el cuidado del medio ambiente: disminuir el uso de agua y fertilizantes en la actividad agropecuaria a partir del empleo de biogeles hidroabsorbentes; un reto no menor teniendo en cuenta que el 69% del agua que se extrae de la tierra se destina a la agricultura y a la ganadería, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

    Estos hidrogeles son polímeros que tienen la capacidad de absorber y ceder grandes cantidades de agua y otras soluciones acuosas sin disolverse. En los últimos 20 años, se han llevado a cabo ensayos que confirman que el uso extensivo de polímeros hidroabsorbentes mejoran la capacidad del suelo de retener el agua, favoreciendo el crecimiento de las plantas. Al mezclarse el polímero con el suelo se aprovecha mejor el agua de lluvia o riego, al evitar la pérdida por filtración o evaporación. Estos factores mejoran la actividad biológica y aumentan la producción agrícola, por lo que la utilización de este polímero permite la recuperación de zonas semiáridas o terrenos de cultivos abandonados y poco fértiles.

    Los hidrogeles que propone desarrollar Tomadoni, ingeniera química y en alimentos y doctorada en preservación de alimentos por la UBA, son una alternativa bío basada en polímeros de origen natural, como el alginato de sodio, procedente de algas marinas, y el quitosano, extraído del exoesqueleto de los crustáceos, para reemplazar a las opciones actuales disponibles en el mercado, factibles de contaminar tierras y cultivos y difíciles de degradar para el suelo. Hasta el momento, se han realizado pruebas de laboratorio sobre plantas de lechuga que al provocarles un fuerte estrés hídrico que emula al de la sequía, ha arrojado muy buenos resultados.

    Bárbara Tomadoni, representante de este proyecto basado en la reutilización de desechos marinos para el desarrollo de un producto con alto contenido de valor agregado, fue una de los 2 mil jóvenes innovadores que encabezan proyectos en biotecnología y medicina, energía y sustentabilidad, nanotecnología y materiales, software, inteligencia artificial y robótica, computer & electronic hardware, internet & web, transporte y telecomunicaciones, postulados en esta edición del premio Innovator Under 35 del MIT. Para participar se abrieron dos vías: que los propios innovadores se postulen o que alguien más los nomine. La selección de los finalistas llevó un año y estuvo a cargo de una red de jueces especializados en las distintas temáticas.

    Entre los finalistas latinoamericanos, hay cuatro argentinos – además de la Ing. Tomadoni -: David Trejo Pizzo, ingeniero informático y postulado por haber desarrollado un chip diminuto que puede emular la capacidad de procesamiento de una red de 150 mil neuronas; Facundo Carrillo, CTO de la empresa Sigmind y desarrollador de una app para colaborar con el trabajo de los psiquiátricas, y Demian Brener, cofundador de OpenZeppelin, una compañía que se propone acelerar la adopción del blockchain y las criptomonedas y para eso se encarga de ofrecer la seguridad informática pertinente. Los ganadores de la 30° edición latinoamericana serán conocidos el jueves 30 de enero, en la ciudad de México, donde estarán presentes todos los finalistas.

    Agencia de Ciencia, Tecnología e Innovación